Semarnat llama pseudoambientalistas a opositores del Tren Maya
El proyecto del Tren Maya armoniza el desarrollo económico y social con la conservación de los recursos naturales, sostiene la Semarnat.
"Las personas de la región quieren y ven en el Tren Maya un camino de esperanza para su bienestar y felicidad en sus propias comunidades", indica en un posicionamiento difundido este viernes.
En respuesta a la campaña en redes sociales en la que actores músicos y otras personalidades advierten sobre el impacto de la obra, a los que la dependencia se refirió como pseudoambientalistas, la dependencia señala que se basa en desinformación o información errónea.
En 30 años se han registrado situaciones graves que han dañado la riqueza natural del sureste, recrimina, sin que hubieran levantado la voz quienes ahora se ostentan como defensores del medio ambiente y se oponen al proyecto del Tren Maya.
Reprocha en particular lo que considera silencio respecto a los megaproyectos turísticos en el Caribe, la deforestación, el crecimiento indiscriminado de granjas porcícolas y la siembra extensiva de palma de aceite.
"Se permitió, e incluso se fomentó, el crecimiento desordenado y exponencial de la infraestructura turística e inmobiliaria en el estado de Quintana Roo, sin ni siquiera plantear medidas de compensación que mitigaran los impactos al medio ambiente, particularmente en Cancún, Tulum y Bacalar, donde las consecuencias han ido desde la contaminación y privatización de las playas y el deficiente manejo de residuos sólidos y aguas, hasta la explotación de la riqueza natural, incluso dentro de áreas naturales protegidas", indica.
El sureste, agrega, se ubica actualmente como la región más deforestada del país. La tala ilegal de maderas preciosas tropicales, detalló, se incrementó entre 2000 a 2018, impactando a la Reserva de la Biósfera de Calakmul, mientras que la superficie sembrada con soya en el estado de Campeche, a costa de áreas forestales, pasó de 17 mil a más de 40 mil hectáreas.
En tanto, cuestiona, se instalaron al menos 500 granjas porcícolas en Yucatán, provocando afectaciones a la salud humana y ambiental por deforestación, desequilibrio ecológico y contaminación de cenotes.
"Se permitieron actividades económicas que contravienen las vocaciones naturales del sureste mexicano, como el cultivo de palma de aceite, el cual requiere de grandes cantidades de agua y un paquete tecnológico de agroquímicos, además de que provoca la compactación del suelo, lo que genera severas afectaciones ambientales", apunta.
La Cuarta Transformación, sostiene la Semarnat, inició la remediación de este desastre socioambiental.
El Gobierno federal, asegura, combate los verdaderos problemas ambientales del sureste.
Fuente:Agencia Reforma
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